Combatir. Suena raro decir que uno combate a diario, pero realmente así lo es. La grandísima jungla de cemento nos enfrenta cada mañana con miles de cosas que debemos evitar. Obstáculos que sortear. Combatimos contra todo y contra todos. Combatimos contra nosotros mismos. Luchamos por no ver. Por no sentir. Porque el dolor ciega los sentidos. Nos impide ser libres de verdad. Combatimos contra la traición y buscamos venganza. Combatimos contra las mentiras y mentimos para subsanarlas. Pero en todo, nos olvidamos de que combatir, también es amar. Combatimos con los que nos quieren quitar lo que más queremos. Combatimos por aquellos que más admiramos. Los defendemos a capa y espada. Combatimos con todo el corazón y a pesar de que muchas veces seamos derrotados. Seguimos combatiendo a cambio de más desolación. Combatimos hombro a hombro con nuestros seres amados. Porque los amamos. Combatimos por amor. Combatimos con amor. Y aunque no sea una gran lógica pensarlo, combatir es la forma más constante del amor. Amar es luchar y pelear. Amar es disfrutar, pero también entregar. Amar es considerar, pero también resignar. Amar, es combatir.
Amar es combatir.
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